Notas sobre la Serie del Caribe

Aquí la gran estrella del equipo boricua, Yadier Molina atendiendo a la fanaticada. Esta foto hubiese quedado perfecta de no ser por la PENDEJA que puso su teléfono cámara delante del mío.



Vista del estadio Roberto Clemente del lado dominicano. Véase que está COMPLETAMENTE LLENO


¡PUERTO RICO, PUERTO RICO!




Fui a la Serie del Caribe con mi viejo con la esperanza de que no nos dieran el tiro de gracia después de las pelas que cogimos. Afortunadamente, el juego estuvo bien reñido y no fue hasta la segunda del noveno que se decidió. Pero como muy bien nos gritaron los dominicanos: "Somos campeones". Por lo menos, le quitamos el invicto. Así como el clásico mundial del año pasado, no hay nada como el béisbol para alegrarnos la vida y olvidar los problemas. Lejos están los días del 95 en que Puerto Rico contaba con el escuadrón del pánico invencible. Los dominicanos se han encargado de vengarse de aquella derrota 16 a 0 de aquella gloriosa serie. No sé si es por falta de corazón o interés de los nuestros o falta de nuevos talentos. Es claro que nos tenemos que poner para nuestro número. Aunque aparece reseñada en la prensa el gesto de "hermandad", lo que no se dice es que antes de ese, unos dominicanos se tiraron al campo de juego con una enorme bandera, corrieron hacia las gradas boricuas y fueron recibidos con una lluvia de botellas de refresco LLENAS y vasos. Ahí mi papá me haló del brazo para esquivar los proyectiles. ¿Hermandad caribeña? Si pepe...