La esquina Bohemia

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Monday, December 25, 2006

Histoires Quebecoises 4 (Final): Una noche con Catherine en el Kamasutra




No quería concluir el año sin contarles mi última historia sobre Quebec. Cuando llegué a Montreal, el amigo con quien me encontré me hizo la advertencia de rigor de que estaba en una despedida de soltero con sus amigos. Aunque estaba invitada a las actividades usuales de este tipo de "rite of passage" no sabía si tenía la babilla de estar entre todos esos macharranes. Yo como prefiero probar antes que me cuenten, le dije que no había problema y que en lo posible "I was one of the guys". La noche empieza con fumar unos cigarros de de la que el cabro no mastica. Luego, bajamos los munchies en un restaurante llamado ginger en el lado este de la ciudad. La especialidad de la casa son los martinis de Lychee. Es el trago MAS DELICIOSO que he bebido en la vida. Luego nos comimos unos sushis para bajar los munchies bien chévere. Después de la comida, fuimos a la calle St. Catherine, una calle con varios clubes y puticlubs. No sabía que la provincia de Quebec era tan popular por sus puticlubs. Entre el frío pelú, la lluvia y la indecisión, el bonche aterriza en el Kamasutra, uno de los mejorcitos. Uno de los muchachos cuestiona si yo iba a entrar yo le respondí: "Of course I´m going in, you think I´m going to stand in the rain??!! HELLOOOO. Entramos y como yo era la única que hablaba francés, se definió mi rol en el puticlub de la intermediaria entre las chicas francocanadienses y cubanas (habían varias) y los locos nuyorkinos amigos míos. La presencia de la nena tenía un propósito después de todo. Noto la decoración kitschy de rojo aterciopelado, la barra ovalada y un par de chicas esperando cazar víctimas en la barra. Una de las chicas se le conocía como la secretaria. De primera impresión ni parece stripper, usa unos espejuelos de abuelita y un trajecito bastante encubridor aunque corto. Cuando se da la vuelta, la falda tiene un roto fríamente calculado que subraya sus nalgas con un gistro fuschia. La secretaria se las sabía todas al usar el reverse psychology con astucia y por algo era una de las más populares. Después de dos martinis más (¡A veinte pesos cada uno, coño qué caros son los puticlubs!!, por lo menos son canadienses) mi amigo me reta nuevamente a pedir un private dance. Yo, como no digo que no a un reto y me gusta sacar pecho, escogo una chica francocanadiense de lo más simpática que por cierto se llama Catherine. Catherine es hermosa a la francesa, de mediana estatura, de cuerpo duro a fuerza de bailar en el tubo, de rostro delicado y sonrisa fácil. Es del tipo "girl next door"La chica y mi amigo cuadran el pago y yo me muevo a la cabina "privada". Había una botella de champán esperándonos a los tres. Al sentarme con mi pana, ella nos da las instrucciones de rigor: no se puede tocar en el área del gistro ni por dentro ni por fuera y la segunda, que si se puede tocar encima de la cintura pero no agarrar ni apretar. Cualquier violación de las normas era el fin del baile, la expulsión del club y por supuesto, que los chavos no se devuelven. Accedemos a las condiciones. Catherine empieza a conversar coquetamente a modo de romper el hielo, mientras se quita lentamente la ropa. Nos pregunta qué hacemos y porqué mi amigo trae a una chica tan linda (esta servidora) a un lugar como este. Mi amigo le contesta pícaramente que queríamos una aventura. Ella se me acerca y me mira de arriba a abajo. Yo me pongo nerviosa porque su mirada era una que rara vez recibo de parte de una mujer. Agarro la copa de champán y me zumbo un trago para no parecer tan estúpida. Nunca en mi vida me había sentido tan fuera de lugar. Se quita el tope y enseña sus tetas artificialmente redondas. Aún así eran hermosas sin ser apabullantes. Ella se acomoda en mis piernas como queriendo sentarse en mi falda. Con nerviosismo le digo "Oye ¿no se supone que le hagas eso a él?" mientras pienso "a la verdad que eres bien pendeja". Ella se ríe mientras me ruborizo cada vez más. Me contesta coqueta que no sería justo que estuviese allí sin que fuera parte de la diversión. Nota mi camiseta de Le roquet y le parece simpática. La camiseta tiene una nena ruborizada que preguna Moi? Tannante? (en español ¿Traviesa, quien yo?) "Ooh J'adore ton tshirt, c'est cool, c'est cool!" lo cual es pretexto para ella acariciar MIS tetas. ¿Qué carajo es esto? ¿Por que me pasa esto a mi? pienso porque la razón por la que estoy allí era para que el amigo casado tenga la diversión y que yo fuera testigo que no se pasó de la raya. Sin embargo, Catherine estaba más interesada en mí HOW DID THIS #### HAPPEN, WTF???!!! Mi amigo no deja de reírse y vacilarse mi bochorno. "Vous étez jolie aussi, a latina mama" dice Catherine. "Yes she is" dice mi amigo y mi cara ya parece un tomate maduro. Ya cansados de vacilarme Catherine le da la bailadita de rigor a él y termina el tiempo. Salí riéndome a carcajadas por los nervios. "That wasn't so bad was it?" me dice al regresar a la barra. El grupo nos recibe con aplausos y el novio me pregunta cómo me fue. Sólo puedo decir que ahora entiendo muchas cosas sobre los hombres.

1 Comments:

Blogger nennella said...

Chapeau, niña!
Yo no sé como hubiera reaccionado ante una situación así!! Pero envidio (sanamente, obviously!) el que hayas vivido una experiencia tan nueva e inesperada!
By the way, feliz 2007!!!!

10:39 PM  

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