El baquinoquio o cómo se celebra la vida guarachando con la muerte
Esto lo iba a publicar a principios del mes pasado pero lo postergué hasta hoy que no cae nada mal en la víspera del día de los muertos.
El Baquinoquio es una bohemia-rumbón que se celebra en el cementerio viejo de Carolina todos los terceros sabados de septiembre desde hace veinte años. Se le llama así porque es un baquiné a un pintor y poeta que se le apoda el Boquio. Roberto Alberty (1930-1985)dejó una obra artística tanto ingeniosa como irreverente.Aunque la tradición dice que el baquiné es la celebración que se hace en la muerte de los niños y el belé se le llama a la de los adultos, se quedó el nombre Baquinoquio.
Desde que entré a la iupi supe de esto porque siempre veía la propaganda en la Biblioteca Lázaro. Sin embargo, la muerte de mi bisabuela en 1993 y mis mojigaterías católicas, me frenaron de unirme a ese fiestón hasta el 1998. Por supuesto, con el acuerdo tácito con la abuela Cristina de siempre visitarla primero. Me interesó visitarlo porque fue dedicado a uno de los mejores poetas menos reconocidos en esta ínsula: José María Lima. Lo irónico es que Lima no asiste pero Angelamaría Dávila y Aurelio (Yeyo) fueron en representación. A pesar de la amenza del huracán Georges la actividad transcurrió de lo más bien y me dejó con las ganas de regresar.
La aventura del Baquinoquio para mí empieza desde que compro las flores para llevar al cementerio. Después prosigue llegando al cementerio. La verdad siempre llegaba de carambola a lo adivino doblando a la izquierda en la salida Carolina Centro y dejaba que me guiaran los espíritus. Eso fue algo que no le hizo nada de gracia a mi amado Beto. Nos tardamos más preguntando por direcciones que si lo hubiésemos seguido a mi manera. Ni modo.
El Baquinoquio se divide en dos partes. La primera, el acto oficial sobre la tumba del homenajeado. Este acto se hace homenaje a dos personas: un artista plástico y a un poeta o actor/actriz. A modo casi de micrófono abierto hablan los historiadores, los amigos del Boquio, los familiares del homenajeado, el loco del pueblo, poetas, los y las cuales en su mayoría de la generación del 70 y por supuesto cantantes. Un cantante que casi nunca falta es el Topo ya que el "Ligrete del lagartijo" es un poema de Boquio que musicalizó. También se homenajean a los muertos en el pasado año. Fue especialmente amargo el Baquinoquio del 2003, el primero después de la muerte de Emérito ya que el año anterior compartí con él todo ese día sin imaginarme que ese sería su último. Parte del Baquinoquio es la barra improvisada que siempre provee Omar Orrusti; Bibliotecario de la Lázaro y eficientísimo anfitrión de la actividad. Es admirable como Omar provee el orden en medio del caos. Mantiene la lista del micrófono, controla a los incordios y recuerda a los poetas distraídos que les toca. Con tanto artista y bohemio junto NUNCA empieza a tiempo, dura más de lo que se supone y no se sigue el orden del todo. Esta servidora se atrevió a leer dos poemas motivada por la bisabuela y un palo de Dewar´s en las rocas el año pasado.
La segunda parte del baquinoquio es ir en procesión caótica al Bar La Tumba (ahora el bar Rodríguez) para hacer el brindis por la vida. La primera vez que fui el brindis lo hizo Angelamaría y quedó espectacular. Intercaló sus poemas con el brindis y al final bailamos con ella. El año siguiente, Elizam Escobar hizo el brindis y fue algo muy conmovedor porque fue a dos semanas de su liberación. Esta ocasión el brindis fue amenizado por el Topo y Jorge Arce con sus congas para cerrar con un rumbón sabrosísimo.
Tenía dudas si llevar a mi amado Beto a una actividad como ésta. Era en verdad una prueba de fuego. A pesar de la peleíta por no saber con precisión las direcciones, se la vaciló completita. También se lo presenté a abuela Cristina para que nos diera la bendición.
imágenes: Postal oficial del Baquinoquio 2006:Serigrafía de José María Lima, 1976.
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